Catalanes: Bienvenidos seáis al valiente ejército de Ãfrica que os acoge como camaradas. Persuadido estoy de que seréis dignos de estos heroicos soldados, y sería no conoceros si lo dudase un solo instante. Todos sentís la necesidad de mantener ilesa la honra: de la tierra en que habéis nacido; y si uno solo de vosotros el día del combate, que será mañana (y os felicito por la providencial oportunidad con que habéis llegado); si uno solo de vosotros se portase con cobardía volviendo la espalda al enemigo, la honra de Cataluña quedaría mancillada. Seguro estoy de que no quedará. <br>Imitad el ejemplo de vuestros gloriosos antepasados cuyos heroicos hechos registra con admiración la historia; no sólo en esta tierra, sino en otras más lejanas todavía, hasta atravesar las Termópilas, que parecen creadas para teatro de grandes acciones. Haced como hicieron ellos, y seréis dignos de este valiente ejército que os recibe como amigos; y conquistaréis un nuevo laurel para la corona que tejieron en otros tiempos las invencibles armas catalanas. <br>Ya veis, la satisfacción con que el ejército os acoge. La música, de uno de sus bravos batallones viene a saludaros, y el mismo general en jefe que me dispensa el honor de que os coloque entre los valientes que tantas veces he conducido al combate, se presenta a recibiros al desembarcar en las costas africanas. ¡Loor a este general, que ha querido y sabido levantar a nuestra España de la postración en que yacía, para demostrar a la faz de Europa, que no estaba muerta, y que sus hijos, dignos herederos de su gloria antigua, son capaces de hacer por la patria, todo cuanto humanamente pueden hacer los hombres! <br>Para formar parte de este ejército, no basta sólo ser valiente; se necesita ser sufrido. Debéis aceptar con resignación las fatigas, los peligros de todo género; hasta las mortíferas enfermedades. Siempre valientes, pero subordinados siempre, si vuestros jefes os mandan trabajar, a trabajar; si os ordenan atravesar pantanos, atravesadlos, y si fuera preciso ir a Tetuán por el río, ¡al agua! y hasta Tetuán nadando. <br>Así lo han hecho y lo hacen los que son ya vuestros camaradas, y así lo haréis vosotros, porque así cumple a los hijos del bravo pueblo catalán. <br>Soldados: Cataluña, que os ha despedido con tierno entusiasmo, las madres, los hermanos, los amigos, os contemplan con orgullo. No olvidéis nunca que sois los depositarios de su honra. <br>No defraudaréis sus esperanzas, que son las mías; pero si por desdicha, lo que no espero, así no fuera, ni uno solo de vosotros volvería a pisar el suelo patrio; aquí moriréis todos, antes que mancillar en lo más mínimo el nombre que lleváis. Siguiendo las huellas de vuestros antepasados, y haciéndoos dignos de este ejército de bravos, al regresar a vuestros hogares, los catalanes os recibirán con aplauso, y donde quiera que uno se encuentre, oiréis por todas partes: ¡he aquí un valiente catalán! -Soldados: ¡Viva la Reina!-.<br><br>Enviado por Enrique Ibañes