En circunstancias normales habría<br>ocupado vuestra atención<br>con opiniones sobre el tema general<br>de este congreso: la democratización<br>de las instituciones<br>europeas, como vocal de la junta<br>ejecutiva del Movimiento Europeo o como<br>presidente de su Comisión de Cultura. Pero<br>la ocasión me impone el deber de consagrar<br>todo mi tiempo a la situación de España.<br>Hace poco decía Jean Rey en su admirable<br>discurso que este congreso marcaría un día<br>histórico en la evolución hacia Europa. Yo os<br>aseguro que en la historia de España, el congreso<br>de Munich será un día singular y preclaro.<br>La guerra civil que comenzó en España el<br>18 de julio de 1936, y que el régimen ha mantenido<br>artificialmente con la censura, el monopolio<br>de la prensa y radio y los desfiles de la<br>victoria, la guerra civil terminó en Munich anteayer,<br>6 de junio de 1962.<br>La delegación española a este congreso europeo<br>es, con mucho, la más numerosa de todas.<br>Ciento dieciocho españoles, ochenta del<br>interior, treinta y ocho del destierro, se han<br>reunido aquí para dar fe de su europeísmo.<br>Con la modestia que conviene a un desterrado,<br>yo me inclino ante estos ochenta que han<br>venido de allá. Ni uno de ellos pudo hacerlo<br>sin primero echar una mirada grave a su familia,<br>a su profesión...Me he impuesto una severa<br>regla de moderación y reserva al subir a esta<br>tribuna y no diré más sobre este tema espinoso.<br>Los que antaño escogimos la libertad<br>perdiendo la tierra y los que escogimos la tierra<br>perdiendo la libertad nos hemos reunido<br>para otear el camino que nos lleve juntos a la<br>tierra y a la libertad.<br>Aquí estamos todos menos los totalitarios<br>de ambos lados; y mi amigo Gil-Robles que<br>hablará después lo hará no sólo por los suyos,<br>sino por todos los que de allá han venido y<br>por nosotros los de fuera también. La coincidencia<br>de miras ha sido tal que en el proceso<br>de redacción de la resolución que voy a presentar<br>a la asamblea, las dos veces que se discutió<br>el texto sirvió de base el que traían los<br>españoles del interior.<br>Leeré ahora esta resolución, que entiéndase<br>bien, presentan los ciento dieciocho españoles<br>unánimes, apoyados por los tres movimientos<br>europeos, el socialista, el liberal y el<br>cristiano demócrata.<br>El congreso del Movimiento Europeo reunido<br>en Munich los días 7 y 8 de junio de 1962<br>estima que la integración, ya en forma de adhesión,<br>ya de asociación de todo país a Europa,<br>exige de cada uno de ellos instituciones<br>democráticas, lo que significa en el caso de España,<br>de acuerdo con la Convención Europea<br>de los Derechos del Hombre y la Carta Social<br>Europea, lo siguiente:<br>No voy a leer el detalle de lo que esto significa,<br>ya que para una asamblea de europeos libres<br>sería demasiado evidente. A la enumeración<br>que omito por innecesaria, sigue el párrafo<br>final que paso a leer:<br>El Congreso tiene la fundada esperanza de<br>que la evolución con arreglo a las anteriores<br>bases permitirá la incorporación de España a<br>Europa, de la que es un elemento esencial; y<br>toma nota de que todos los delegados españoles,<br>presentes en el Congreso, expresan su firme<br>convencimiento de que la inmensa mayoría<br>de los españoles desean que esta evolución<br>se lleve a cabo de acuerdo con las normas<br>de la prudencia política, con el ritmo<br>más rápido que las circunstancias permitan,<br>con sinceridad por parte de todos y con el<br>compromiso de renunciar a toda violencia activa<br>o pasiva antes, durante y después del proceso<br>evolutivo.<br>Así pues hemos venido aquí los españoles<br>para cooperar a la incorporación de España a<br>Europa. ¿Qué España? ¿Qué Europa? Puesto<br>que me he impuesto una severa disciplina,<br>en cuanto a España sólo diré una cosa, la España<br>de que se trata es la verdadera. Y no<br>diré más. En cuanto a Europa, es la que se<br>crea al confluir las dos grandes tradiciones:<br>la socrática, que pide libertad de pensamiento,<br>y la cristiana, que pide respeto para la<br>persona humana. Y por lo tanto, nosotros<br>los españoles hemos venido aquí a hacer<br>constar que no es admisible en Europa un<br>régimen que todos los días envenena a<br>sócrates y crucifica a Jesucristo.<br>Mucho se ha hablado aquí del mercado Común<br>y del precio del carbón y del acero. No<br>seré yo quien niegue su importancia, pero Europa<br>no es sólo eso. Europa no es sólo un mercado<br>común y el precio del carbón y del acero;<br>es también y sobre todo una fe común y el precio<br>del hombre y de la libertad.<br>Y si mañana los mercaderes volviesen a instalarse<br>en el templo de la libertad, esta vez no<br>sería el Cristo de blanco vestido quien los<br>echaría a latigazos, sino un Anticristo de rojo<br>que los sepultaría bajo las ruinas del templo y<br>de la libertad.<br>Y se dirá: "Pero no hay que mezclarse en<br>los asuntos interiores de ningún país" ¡Qué<br>singular argumento! Pues, ¿qué hacemos<br>aquí? ¿No estamos aquí para afirmar la unidad<br>orgánica de Europa? Y si Europa no es<br>más que un solo cuerpo europeo, ¿no le va a<br>interesar lo que pasa en ese miembro suyo<br>que es España? Claro que ninguna nación europea<br>va a perder el tiempo en inmiscuirse en<br>los pequeños detalles de la vida interior de los<br>demás. Pero, ¿no va Europa a considerar la<br>libertad para todos sus miembros? Y si Madame<br>de Sévigné podía escribir a su hija: "Me<br>duele tu estómago", ¿por qué no ha de decirle<br>Europa a España: "Me duele tu dictadura"?<br>La opresión es indivisible, como lo es la libertad.<br>No hablaré de lo opresores de hoy,<br>puesto que me he impuesto esta disciplina. hablaré<br>de los de ayer: Lenin, Stalin, Mussolini,<br>Hitler. ¿Creéis acaso que estos tiranos de ayer<br>eran enemigos de la libertad? ¡Qué error más<br>garrafal! Lejos de ser enemigos de la libertad,<br>la ansían tanto que, no contentos con la suya,<br>se quedan con la de todos los demás.<br>Si toleráis un tirano en cualquier provincia<br>de Europa, la española o la yugoslava, ¿quién<br>os dice que mañana no intentará quedarse<br>también con vuestra libertad, por ejemplo<br>ejerciendo presiones diplomáticas y consulares<br>para que en vuestras asambleas no se discutan<br>tales temas ni se presenten tales resoluciones?<br>No. No nos rindamos a tan falaces argumentos.<br>Nada que concierna la vida constitucional<br>de ninguna de sus provincias puede ser<br>indiferente a Europa. Aquí hemos venido<br>ciento dieciocho españoles para deciros que<br>España quiere aportar a Europa los dones de<br>que la dotaron la naturaleza y la historia para<br>enriquecer el acervo común. España quiere<br>darse a Europa. pero para darse hay que pertenecerse.<br>España quiere pertenecerse, ser dueña<br>de su voluntad para unirse a Europa. España<br>viene a vosotros, según el verso del gran<br>poeta francés:<br>Vetue de probité candide et de lin blanc, con<br>las manos tendidas. Abrid los brazos para recibirla.<br><br> Enviado por Enrique Ibañes